Alfredo Méndiz acaba de publicar un nuevo libro dentro de la Colección de monografías del Istituto Storico San Josemaría Escrivá. Se titula: “Salvador Canals. Una biografía (1920-1975)”.
El volumen se centra en la vida de Salvador Canals, una vida que, a causa del intrincado contexto en el que se encontró inmersa, ilumina algunos hechos clave en la historia de su tiempo: sobre todo, en la historia particular del Opus Dei y, debido a su intensa actividad en el Vaticano, también en la de la Iglesia en general. Sacerdote del Opus Dei, canonista, auditor de la Rota, experto en pastoral cinematográfica, editor, autor espiritual…: los motivos por los que su figura pide ser mejor conocida son amplios y variados.
Salvador Canals nació en Valencia (España) el 3 de diciembre de 1920. Su padre era ingeniero, y su abuelo paterno un político de cierto relieve, diputado en el parlamento español entre 1903 y 1923 y ministro de la presidencia varias veces, sobre todo con Antonio Maura, la figura más destacada del partido conservador.
La infancia de Canals discurrió en Reinosa, una localidad del norte de España. Allí, la Sociedad Española de Construcción Naval, que dirigía su abuelo materno Adolfo Navarrete, tenía una planta siderúrgica en la que su padre trabajó entre 1921 y 1932. Con anterioridad, el ingeniero Canals había trabajado en Valencia, y de ahí que Salvador, su primer hijo (Babo, como se le llamaba en casa), naciera en esta ciudad. En 1932 la familia, para entonces ya completa −padre, madre y ocho hermanos−, se trasladó de Reinosa a Madrid.
El compromiso con el Opus Dei
En 1940 su mejor amigo de la época de Reinosa, Juan Antonio Paniagua, le condujo al Opus Dei. Se vivía un momento de efervescencia vocacional entre la juventud española, tras los horrores de la guerra civil (1936-1939). El 8 de mayo de 1940, al conocer a san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, Canals tuvo la certeza de que su camino era aquel.
Muy pronto, en 1942, marchó a Roma, donde permaneció hasta su muerte, en 1975. Esto hizo de él, durante toda su vida, la persona que más tiempo llevaba «trasplantada» (según la terminología del fundador) en un país distinto del propio para llevar a él la semilla del Opus Dei.
La Iglesia del Vaticano II: de los fermentos teóricos a las tareas prácticas
En 1948, Salvador Canals recibió la ordenación sacerdotal en Roma. Desde 1946, cuando primero Álvaro del Portillo, secretario general del Opus Dei, y luego Josemaría Escrivá se habían instalado en Roma, Canals era, para muchos asuntos, la mano derecha del primero, del mismo modo que este lo era del fundador. Así, por ejemplo, le asistió directamente en las gestiones para la primera aprobación pontificia como instituto secular; en la compra de la sede central del Opus Dei, Villa Tevere, en los Parioli; en la formación de los primeros miembros italianos del Opus Dei (Francesco Angelicchio, Renato Mariani, Luigi Tirelli, Mario Lantini…), etc. En la Santa Sede, además, le sustituyó en 1949 como jefe de la oficina de institutos seculares, cargo para el que Del Portillo había sido nombrado dos años antes. Esta oficina dependía de la Congregación de Religiosos, de la que desde 1953 fue prefecto el cardenal Valerio Valeri, quien tomó enseguida gran aprecio por él. En 1954, Valeri se lo llevó, como secretario personal, a un largo viaje por Canadá y Estados Unidos que le permitió dar a conocer el Opus Dei a figuras relevantes del catolicismo norteamericano, como los cardenales Spellman y Léger. Ambos acogieron después oficialmente al Opus Dei en sus respectivas diócesis, Nueva York y Montréal.
En 1954, Salvador Canals fue nombrado consultor de la Pontificia Comisión de Cinematografía, Radio y Televisión, y en 1960 juez auditor de la Rota Romana. Fue, además, perito en el Concilio Vaticano II.
Una espiritualidad serena y positiva
En 1957, Canals dio vida, con algunos amigos, a la revista Studi Cattolici. En ella se encargó, entre otras cosas, de una sección de espiritualidad titulada “Ascetica meditata”. La componían artículos breves que procedían de guiones de su predicación a diferentes públicos en el ámbito de la labor apostólica del Opus Dei: jóvenes, obreros, profesionales, madres de familia, sacerdotes… Los títulos, por lo general poco complicados, permiten intuir fácilmente el contenido de cada artículo: “Serenità”, “Custodia del cuore”, “Vita interiore”, “La correzione fraterna”, etc. Canals tenía fama de buen predicador, y esas piezas, por su visión positiva de la vida cristiana, por su cercanía al alma individual a la que personalmente se dirigen y por la profundidad de sentimiento a que invitan en la relación con Dios, avalan ese prestigio. En 1962, Canals reunió en un libro los veintiséis textos que constituían, desde 1957, el conjunto de la referida sección. El éxito del libro, publicado hasta la fecha en doce idiomas, ha desbordado las fronteras.
Hombre de salud frágil, Salvador Canals padeció en los últimos años de su vida varias enfermedades y limitaciones. Murió en Roma el 24 de mayo de 1975, a los 54 años.
Alfredo Méndiz (Barcelona, 1960) es doctor en Historia, subdirector del Istituto Storico San Josemaría Escrivá (Roma) y autor de varias publicaciones sobre san Josemaría y sobre la historia de la Iglesia. Es coautor de las ediciones crítico-históricas de Conversaciones con monseñor Escrivá de Balaguer (2012) y Escritos varios (2018), publicadas en la Colección de Obras Completas de san Josemaría.
Salvador Canals. Una biografía (1920-1975).
Madrid, Rialp, 2019, 461 págs. 160 x 240 mm. ISBN: 978-84-321-5124-8. 24.00 €
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